Aldo Elias: “Buenos Aires fue por lejos el destino más golpeado esta temporada de verano”

En una entrevista con FECOBA, el presidente de la Cámara Argentina de Turismo aseguró que la pandemia marcó un antes y un después para la actividad turística. Pese al duro momento y la crisis local y global, destacó el compromiso del sector para convertir a Buenos Aires en una ciudad segura para el turista y la aplicación exitosa de los protocolos. Reclamó más apoyo con medidas como el ATP y el programa PRE VIAJE.

A fines del año pasado las cámaras y asociaciones del sector anticipaban un enero y febrero alarmantes para el turismo porteño, ¿cómo fue, finalmente, la temporada de verano en la Ciudad?

Fue un verano pésimo, que se vivió muy mal. Con las fronteras cerradas, no hubo turismo del exterior, no hubo turismo corporativo ni de reuniones, y el turismo interno eligió destinos de naturaleza.

Buenos Aires es una ciudad que se destaca por la oferta hotelera, con opciones de todo tipo y muy completas. ¿Cuántos de estos hoteles pudieron trabajar esta temporada?

Debe haber entre un 70 u 80% de hoteles que están cerrados. Hay unos 10 a 15 establecimientos que el Gobierno porteño dispuso para alojar a personas afectadas por el virus, y otros que pudieron abrir y recibir huéspedes, pero no lograron superar el 8% de ocupación.

Entre los hoteles que pudieron ofrecer sus servicios este verano hubieron varios que integraron otros servicios, o cambiaron sus propuestas más al aire libre, ¿cómo pudieron adaptarse para recibir a sus huéspedes?

Sí, estuvieron trabajando para dar un servicio distinto, con diferentes propuestas gastronómicas. La hotelería tendrá que esperar los resultados de una vacunación masiva o deberá pensar cómo reinventarse, siendo lo más creativa posible, aunque es incierto si podrá lograrlo.

Previo a la pandemia, en un año normal para el turismo, ¿cuántas personas visitaban la Ciudad durante el verano?

La Ciudad recibía cerca de 3 millones de turistas en temporada. Esa fue la última cifra de un año normal. Este año fue tan poco el número de visitantes que no se puede calcular cuánto movimiento hubo esta temporada.

¿Cómo está el sector del turismo porteño en este momento?

El sector está atravesando una fase crítica. En los últimos nueve meses del 2020 la actividad estuvo prohibida, recalco esto porque no fueron nueve meses en los que no pudimos trabajar: estábamos proscriptos.  Los hoteles estaban cerrados, los restaurantes con sus cortinas bajas. Recién a fin de año algunos rubros de la actividad pudieron reactivarse. Todo eso agravó la situación del sector. Si antes estaba complicado, y hoy un hotel para no perder plata necesita un 50% de ocupación, es fácil imaginar en qué estado está la hotelería. Gastronomía pudo reactivarse fuerte a nivel de barrios, y muchos están trabajando muy bien, pero hay otras zonas o áreas que están directamente en cero: todo lo que se alimentaba del turismo internacional cerró, o están por cerrar.

¿Cómo se notó la falta de ese turismo internacional que visitaba la Ciudad todos los veranos?

Si caminás por la Ciudad te das cuenta de que no hay gente, y que la gente que está son locales. No se ven personas del Interior, de otros países. No hubo movimiento.

En cambio, sí hubieron porteños visitando otros destinos del país. ¿Por qué no se dio a la inversa en la Ciudad?

Hay muchas explicaciones, la más fuerte es que la gente hoy está prefiriendo destinos donde puede estar en contacto con la naturaleza, no está buscando o eligiendo visitar una mega ciudad como Buenos Aires. Buenos Aires tiene un encanto muy particular en su frenesí, en su ritmo de vida, en su noche… hoy la noche está rara, no se sabe que está abierto, qué no. Es tan abrumante la información que se pierde el foco de este tipo de difusión. Lamentablemente Buenos Aires hoy no es atractiva para que vengan los turistas.

¿Podemos mencionar entonces que Buenos Aires fue uno de los destinos turísticos más golpeados esta temporada?

Buenos Aires fue por lejos el destino más golpeado esta temporada de verano. En su gran mayoría, las capitales o las grandes ciudades del país estuvieron un poco mejor que Buenos Aires pero con porcentajes bajísimos de ocupación. Salta fue la única ciudad que se destacó por la ocupación, que llegó al 39%. Bariloche también estuvo lleno, pero no cuando nos referimos a hotelería.

¿Cuál es la expectativa que plantea el sector para los próximos meses en la Ciudad?

Es un gran signo de pregunta. La mayor expectativa está puesta ahora en ver qué tipo de asistencia va a brindar el Gobierno de la Ciudad, teniendo en cuenta el panorama muy complejo que está atravesando la actividad ya desde hace tiempo, y sabiendo que hasta junio en lo que refiera a vacunación no va a haber novedades contundentes. Ojalá ocurra algo para que esto cambie.

Mientras avanza la campaña de vacunación, ¿cómo afecta, además del turismo de recreación, la ausencia de turismo de negocios? Es un rubro fuerte en la Ciudad.

Hay que avanzar urgentemente en la reapertura del turismo de reuniones, empezar a generar un aforo razonable para todos, que permita que la actividad se realice. Que no haya congresos, convenciones ni eventos no solo impacta en las empresas del sector, sino también en toda la comunidad.

¿Cómo activaron los protocolos en el sector?

Trabajamos mucho la Cámara Argentina de Turismo, el CFT y el Minturdep para que los protocolos fueran únicos, accesibles y de aplicación masiva. Mantuvimos reuniones con nuestras entidades asociadas, analizamos cada uno de los rubros de la actividad turística y ajustamos cada protocolo puliéndolos para que fueran la herramienta que se requería, sin fallas de implementación.

La participación de cada una de las entidades fue decisiva, fueron reuniones muy técnicas, muy bien pensadas. Hoy, con la temporada terminada, me remito a las pruebas: no tuvimos ni un solo episodio en donde hubo falla del protocolo. Lo que se incumplió fue a nivel privado, a nivel personal.

Es un logro muy destacable, como también que Buenos Aires es una ciudad segura.

Totalmente, hay un sello que se impulsó a nivel mundial y al que la Argentina suscribió a través del Inprotur quien a su vez lo hizo extensivo a la CAT. Hasta hoy hay 17 provincias y 308 destinos obtuvieron el sello. Esta es una forma más de distinguir la decisión del Gobierno Argentino por un lado y de la CAT y el sector privado por otro, de suscribir a buenas prácticas de seguridad para turistas entendiendo que la primera línea que queremos cubrir es la de nuestros propios recursos humanos. Si nosotros cuidamos a nuestros recursos humanos el turista va a querer venir porque va a saber que también a él lo vamos a cuidar.

La hotelería está trabajando para que todos estén seguros, trabajadores y huéspedes. ¿Qué ayuda reclaman para poder trabajar?

Hoy la situación desastrosa tiene que ver con lo que le está pasando al mundo. Lamentablemente Argentina es un país que se cansó de ser el único responsable de los fracasos de los últimos cien años de gobiernos que han pasado. Argentina tiene todo el potencial para crecer. Turísticamente hablando son muy pocos los países que se pueden dar el lujo de tener todo lo que tiene la Argentina: dos maravillas del mundo como las Cataratas y el glaciar Perito Moreno, cerros espectaculares, costas frías, costas más cálidas, atractivos religiosos, atractivos culturales, gastronomía y hotelería fuera de serie. Tuvimos que pasar por gobiernos muy malos, todos, para que el país esté como está. Pero en este caso, en esta pandemia, somos parte de un problema global. Estamos destrozados como está destrozado el mundo entero, y lo que es peor, con mucho menos respaldo que los demás.

Eso es un poco lo que está pasando con la actividad turística, por eso pedimos que sigan con las ATP para el sector. El sector, que estuvo nueve meses proscripto, se comió todo lo que tenía ahorrado para resistir, y hay quienes no pudieron. Imaginate si esto continúa así, y no hay ATP que te ayude. Sacaron las REPRO, le dieron a 4.000 empresas del sector, cuando hay 22.000, 23.000 empresas. ¿Qué tenemos que ver, que hay 4.000 que están mal, o que la gran mayoría no pudo aplicar? Lo mismo pasa con el acceso al crédito, con los impuestos, tasas, contribuciones. Por eso estamos esperando a ver qué gesto tiene el Gobierno porteño, tampoco hemos vistos grandes gestos económicos concretos. Estamos en una situación donde no podemos pagar, porque no se trabaja. Sí destaco el gesto con la gastronomía y el alivio en Ingresos Brutos, pero fue muy poco para el drama que se está viviendo.

Esta pandemia marcó un antes y un después para la actividad turística. Yo me siento realmente muy orgulloso de estar en el puesto en el que estoy. Estoy siendo parte de un momento bisagra en la historia del mundo. Realmente ser parte de este momento es muy importante. Y estamos comprometidos desde la Cámara para ayudar en todo lo posible para atravesar la crisis más importante de una industria que hacía 30 años que crecía sin parar.

Por último ¿cómo impactó el programa PRE VIAJE?

El plan PRE VIAJE fue muy positivo. En 60 días se vendieron 10.600 millones de pesos en viajes. Unos 500.000 turistas aprovecharon esta oportunidad y estamos trabajando para que se repita porque es un plan muy bueno en el que ganan todos. Argentina es un país caro porque es un país con impuestos muy elevados. El Gobierno, que sigue sin ver que mientras no baje los impuestos el país no va a salir adelante. Por lo menos este programa ayuda a la reactivación.

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La CAT

La Cámara Argentina de Turismo es la representante de la actividad privada del sector. Es una entidad que articula esfuerzos con el Ministerio de Turismo de la Nación, el Consejo Federal de Turismo y el Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur), y es parte del ICTA.

Tiene adheridas a todas las actividades que representan la actividad turística dentro del país. Son 19 actividades, representadas en unos 100 socios activos.

El objetivo de la CAT es representar a las entidades y promover a partir de sus gestiones todo tipo de desarrollos que tiendan a favorecer la llegada del turismo a la Ciudad.